Traducido por Mariana Morena
El martes 13 de mayo cientos de mineros quedaron atrapados bajo tierra después de un incendio en una mina de carbón perteneciente a la Corporación Soma (Soma Holding SH) en Soma, una pequeña localidad de 100.000 habitantes en la ciudad de Manisa, en el oeste de Turquía, cuya economía se basa principalmente en la industria minera. La operación de rescate finalizó el sábado 17 de mayo y el ministro de Energía y Recursos Naturales, Taner Yildiz, declaró la cifra final de muertos en 301 mineros.
A pesar de que la operación de rescate terminó, el hecho de que haya decenas de familias mineras que siguen esperando en frente de la mina o de la morgue del hospital con la esperanza de obtener información sobre sus familiares desaparecidos dice lo contrario. La contradicción entre el número oficial de muertes declaradas por el gobierno y el número de mineros que aún faltan sugiere que el número real de muertos llega a más de 400 mineros y que el ministro Yildiz minimiza el número con el fin de encubrir la gravedad real del desastre. Esto sólo apunta a la presencia de trabajadores temporales y subcontratados que habían sido empleados ilegalmente por SH en la mina durante el desastre.
La noche del desastre, el gobierno y las autoridades de SH declararon que la causa del fuego había sido una falla eléctrica en el transformador subterráneo, que causó una explosión que inutilizó el sistema de ventilación de la mina, lo cual condujo a la intoxicación por monóxido de carbono. Sin embargo, un alto directivo de SH contradijo esta afirmación inicial durante una conferencia de prensa realizada el viernes 16 de mayo, donde declaró que la causa del incendio todavía era “desconocida”. Más aún, también confesó que no había salas de seguridad en la mina de carbón de Soma, desmintiendo la afirmación previa de un mes atrás del CEO de SH, Alp Gürkan, acerca de que la mina era una de las más seguras de Turquía, que utilizaba la última tecnología minera y que “había sido equipada con salas de seguridad.”
Mientras se estaba llevando a cabo la operación de rescate, se reveló que una reciente convocatoria en el parlamento para una inspección de seguridad en las minas de Soma había sido rechazada por los diputados del AKP hace sólo dos semanas, el 29 de abril, basados en la afirmación del diputado del AKP de Manisa, Muzaffer Yurttas, de que las minas de Turquía eran seguras en comparación con las minas de la mayoría de los países del mundo. Más aún, el desastre también reveló los vínculos cercanos de las empresas de SH con el AKP gobernante. Por ejemplo, Melike Dogru, la esposa del director general de SH, así como ex gerente administrativa de la empresa, es el actual consejera regional del AKP. Por otra parte, Soma Carbon es conocida por ser la proveedora de las bolsas de carbón asistenciales distribuidas por el AKP en las elecciones locales para reclutar apoyo electoral entre los pobres del país. Todavía más, los trabajadores de la mina de Soma declararon para un noticiero que habían sido objeto de acoso laboral pues la gerencia amenazó a los trabajadores del turno de la mañana con despedirlos si se negaban a participar en la manifestación en Manisa del AKP, que fue parte de la campaña electoral para las últimas elecciones locales.
Todos estos hechos señalan que el desastre de la mina de carbón en Soma no es un accidente desafortunado. Es una evidente masacre de trabajadores causada por la búsqueda de beneficio para el capital, que considera que las medidas de seguridad laboral como factores de mero costo y no como requisitos innegociables para garantizar la salud y la seguridad de los trabajadores. Durante el gobierno del AKP neoliberal, el sistema de la subcontratación y la inseguridad laboral se han convertido en políticas estatales, como ejemplifican las innumerables privatizaciones que tuvieron lugar en sectores como la educación, la salud, la industria forestal, la minería, y otros. Bajo el gobierno del AKP, Turquía ha estado sistemáticamente entre los tres primeros en la lista de países en cuanto a accidentes y muertes relacionados con el trabajo. ¡El gobierno del AKP con todas sus políticas neoliberales contra los trabajadores, es el principal responsable de la masacre de Soma!
De hecho, la masacre de los trabajadores en Soma no es la primera. Sin embargo, es la peor masacre de trabajadores en Turquía a la fecha, con una cifra de muertos que superó a la Masacre de Grizu, que tuvo lugar en una mina en el puerto de Zonguldak en el Mar Negro en 1992 a raíz de una explosión de gas y que dejó un saldo de 263 mineros muertos. El mismo Ministerio de Trabajo y Seguridad Social reconoce que 293 mineros perdieron la vida debido a “accidentes de trabajo y enfermedades profesionales” en los últimos tres años. De acuerdo con el informe del DISK-AR (Instituto de Investigaciones de la Confederación de Sindicatos Revolucionarios de Turquía), el número de muertes de mineros por cada millón de toneladas de carbón extraído en Turquía es seis veces mayor que el número en China, y 361 veces mayor que el número en los Estados Unidos de América. A pesar de este hecho, no hay ningún centro de salud o clínica cerca de las minas en ningún lugar en Turquía, con unidades específicas dirigidas a las enfermedades y lesiones enfocadas en la minería, por ejemplo, una unidad de quemados que podría proveer tratamiento oportuno a los mineros en caso de accidentes, ni siquiera en una región de alto riesgo como en Soma.
Cuando extendemos el alcance de las estadísticas relacionadas con el trabajo para incluir a todos los sectores e industrias, el panorama es aún peor. Según el mismo informe, la tasa de empleo subcontratado en todos los sectores ha aumentado casi un 450% durante el período de gobierno del AKP. Además, el número total de muertes relacionadas con el trabajo durante el mismo período (2002-2012) se ha incrementado un 46% en comparación a la de períodos anteriores (1946-2012). Bajo el AKP, 11.282 muertes relacionadas con el trabajo han sido reportadas en Turquía, con un 94% de estas muertes que involucran a trabajadores subcontratados. El informe destaca que estas cifras sólo reflejan las muertes reportadas y que el número total de muertes laborales ascendería a decenas de miles si se incluyera en los cálculos las muertes en el trabajo informal. Estas cifras por sí solas demuestran que Erdogan y sus ministros no son simplemente “ladrones “, sino que también son “asesinos”.
Mientras que las autoridades de SH negaron todas las acusaciones sobre su negligencia por las malas condiciones de trabajo y de seguridad que condujeron a la masacre de Soma, y descaradamente declararon que no reducirían ni cerrarían la mina, ni que se retirarían del sector de la minería, el gobierno también trató de lavarse las manos de la masacre y negó cualquier responsabilidad, de nuevo con la política de Erdogan de la fe y la moral , y con su reciente política de victimismo, lo que sugiere que cualquier reclamo que señale la responsabilidad de su gobierno en el desastre de Soma o en cualquier otro incidente relacionado, es parte de un plan más amplio para debilitar su poder. En su declaración pública posterior a su visita al sitio de la masacre el miércoles 14 de mayo, Erdogan primero acusó la llamada en el parlamento para una inspección de seguridad en las minas de Soma, de haber sido hecha con el solo objetivo de obstruir la agenda parlimentaria. Luego declaró que “la muerte está en la naturaleza (en el sentido de una esencia asignada por Dios) de este sector”. En un intento por justificar su punto de vista de que “todo está escrito”, y hacer caso omiso a cualquier crítica y responsabilidad, citó desastres mineros que tuvieron lugar en otros países en los siglos XIX y XX , cuando no existían las medidas de seguridad y los equipos que podrían haber evitado la masacre de Soma . Afirmó: ” Volví sobre la historia británica. 204 personas murieron allí en 1838 después de que una mina se derrumbó. En 1866, 361 mineros murieron en Gran Bretaña. En una explosión en 1894, 290 personas murieron allí.” Luego agregó : “Consideremos los Estados Unidos con toda su tecnología. En 1907, 361 mineros murieron allí.”
Erdogan también señaló un comunicado emitido por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social que afirmaba que se habían realizado inspecciones periódicas en la mina, la más reciente el 17 de marzo, durante la cual se encontró que la mina estaba en total cumplimiento con las normas de seguridad de Turquía. Sin embargo, los sobrevivientes de la masacre y los familiares de los mineros perdidos culpan a la empresa y al gobierno de ser conscientes de los fallos de seguridad en la mina y de no hacer nada al respecto. Los trabajadores declararon que las inspecciones de seguridad en la mina son meros actos burocráticos, que tienen lugar principalmente en las oficinas e involucran la firma de papeles en lugar de desarrollo de cuidadosas investigaciones dentro de la mina, y que las violaciónes graves de seguridad siempre han sido pasadas por alto. Además, Turquía se ha negado a ratificar el Convenio de la Organización Internacional del Trabajo (ILO) Número 176 titulado “La seguridad y la salud en las minas”, que fue establecido en 1995 con el fin de prevenir las muertes, accidentes o problemas de salud que afectan a los trabajadores o a los miembros de la comunidad, o daños al medio ambiente derivados de las operaciones mineras, y que delega la responsabilidad a los gobiernos y a los propietarios de las minas en caso de negligencia o violación de las normas de seguridad en el trabajo en las minas. Por ejemplo, Turquía es uno de los tres únicos
países del mundo donde la presencia de salas de seguridad dentro de las minas no es legalmente exigida.
Luego de las palabras de Erdogan , mientras que algunos ciudadanos atacaron y saquearon con ira la oficina local del AKP en Soma, otros bloquearon el paso del coche de Erdogan en las calles de Soma. Mientras algunos de los guardaespaldas removían la placa del coche oficial en un intento de engañar a los manifestantes enojados, otros trataron de ocultar al primer ministro en un supermercado junto con la policía antidisturbios mientras los manifestantes gritaban “asesino “, “primer ministro, renuncie”. Fotos de Yusuf Yerkel, un asesor de Erdogan, pateando a un manifestante sostenido por la policía antidisturbios en Soma durante las protestas se han viralizado en los medios de comunicación. Lo peor es que hay múltiples grabaciones de video muestran que al primer ministro Erdogan maldiciendo y golpeando a los manifestantes en frente del supermercado donde se refugió del público.
Además de la actitud y la renuencia a aceptar cualquier responsabilidad por la masacre, otra de las razones que llevó a las protestas en Soma fue el hecho de que la operación de rescate se detuvo durante horas para que pudieran tomarse las medidas de seguridad extremas para la visita de Erdogan a la mina. Lo mismo volvió a ocurrir durante la visita del presidente Abdullah Gul a la mina un día después, el jueves 15 de mayo. Mientras Erdogan y Gul caminaron alrededor de la entrada de la mina, hacindo observaciones rodeados por hileras de guardias de seguridad y la policía antidisturbios, personas que esperaban alrededor de la entrada de la mina y protestaron contra la desconsideración de Erdogan y Gul por la operación de rescate, fueron detenidas y golpeadas por la policía. Ellos gritaban que sus hijos, padres y familiares aún estaban atrapados dentro de la mina y no podían ser rescatados debido a que los asesinos querían mostrar sus bonitos trajes negros en la escena del crimen.
La respuesta del régimen al descontento de la población fue con violencia taambién en otras partes del país. Desde el día de la masacre, masivas protestas antigubernamentales han tenido lugar en diferentes ciudades y provincias de Turquía, incluyendo las principales ciudades como Estambul, Ankar , Izmir, Eskisehir, Adana y Diyarbakir. Los sindicatos convocaron una huelga parcial de un día el miércoles 14 de mayo, mientras que los estudiantes univeristarios y secundarios recurrieron al boicot . Decenas de miles de personas que siguen manifestándose en todo el país al grito de “Erdogan asesino”, “Gobierno dimisión”, “Basta de trabajo subcontratado”, “Queremos estabilidad en el empleo y seguridad en el trabajo “, y “Asesinato, no destino”, son objeto de violencia brutal por parte de la policía antidisturbios que emplea gases lacrimógenos, balas de goma y cañones de agua para dispersar a las masas. Dicha respuesta, aunque injustificada, no es sorprendente dado que el régimen teme que la masacre de Soma pueda provocar un levantamiento obrero en el país que reuniría un apoyo masivo de la población en la estela del aniversario de la Resistencia en Gezi.
Además de la violencia policial y las detenciones, el gobierno también ha empleado el recurso del manejo de la percepción y la presión moral y física. Por ejemplo, el sábado 17 de mayo la policía antidisturbios estableció dos puntos de control para chequear las entradas y salidas de la ciudad de Soma, además de responder a las protestas masivas que han tenido lugar en la ciudad durante los últimos cuatro días, con gases lacrimógenos, cañones de agua y balas de goma. Los funcionarios del gobierno en Soma adoptaron el clásico discurso oficial de que los que protestan en las calles no son miembros de las familias en luto y gente del pueblo, sino “fuerzas externas” y “provocadores”, y prohibieron todas las manifestaciones públicas en las calles. Este estado de emergencia en la ciudad cristalizó en los golpes y la detención de un grupo de 36 personas, incluyendo a los abogados de la Asociación de Abogados Progresistas que fueron a Soma para proporcionar apoyo jurídico a los familiares de los mineros muertos, en la tarde del sábado. Es claro que las familias mineras se encuentran bajo presión del gobierno para permanecer en silencio mientras los funcionarios del gobierno y líderes religiosos promueven discursos sobre la fe y la moral que hacen hincapié en el papel del destino y las creencias.
Presentamos nuestras condolencias a todos los familiares y amigos de los trabajadores que perdieron la vida en la masacre de Soma, la peor masacre de trabajadores en la historia del país.
Exigimos la implementación inmediata de críticas y detalladas investigaciones administrativas y judiciales. Las autoridades de SH y el equipo de dirección de la mina, así como cualquier persona cuya negligencia haya conducido a esta masacre, deben ser juzgados y castigados.
¡El trabajo subcontratado e inseguro debe cesar de inmediato!
¡Todas las minas deben ser expropiadas bajo el control total de los trabajadores sin indemnización!
Centros de salud gratuitos con unidades específicas especializadas en enfermedades y lesiones relacionadas con la minería deben establecerse cerca de todas las minas en Turquía con el fin de proveer tratamiento oportuno a los mineros en caso de accidente de trabajo.
¡La violencia del Estado y la policía deben detenerse de inmediato!
¡Ni las muertes laborales ni el gobierno del AKP constituyen nuestro destino! ¡El gobierno del AKP, que es el principal responsable de la masacre de Soma, tanto por sus duras políticas de neoliberalización contra los trabajadores adaptadas a la búsqueda de ganancia del capital,como por su actitud de negligencia antes de la masacre y de violencia para reprimir el descontento de las masas, debe dimitir inmediatamente!
¡Hacemos un llamado a todas las federaciones sindicales para organizar una huelga general alrededor de estas demandas inmediatas!
Yorumlar kapalıdır.